TEXTO: EL ARTISTA FRUSTRADO
- Alex Mercado
- 2 oct
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El artista frustrado es aquel que ya no osa, porque alguien le dijo “dedícate a otra cosa”.
Es aquel que rompía las reglas que ahora obedece, el que empeña sus fantasías para cumplir expectativas.
El artista frustrado es aquel que claudicó en la búsqueda de la belleza, y de pronto le pareció impensable, porque alguien le dijo que la destreza era un requisito indispensable.
El artista frustrado es el que crea a escondidas, porque ante la gente se siente vulnerable, y se conforma con el aplauso imaginario de sus cuatro paredes pobladas de fantasmas.
El artista frustrado es el músico que tiene al instrumento arrumbado junto a sus pasiones; es el escritor cuyo miedo seca la tinta de su pluma; es el escultor cuyas esbeltas figuras de piedra salen tan bien en su cabeza que se siente Michelangelo.
¿Quizá dejó de conmoverse con los detalles que antes le parecían de enorme relevancia y encendían su alma a la más mínima provocación?
El artista frustrado contempla sus obras con un tímido orgullo desdeñable y, después de un doloroso debate consigo mismo concluye que, seguramente, son casi todas desechables.
En el fondo, el artista frustrado teme al martillo implacable de las opiniones que despedazan sus ideales, empequeñecen su voluntad y cercenan las esquinas de sus sueños, reduciéndolo todo a vastos e incómodos silencios. Sus pasos andan sobre la tierra ya infértil de oportunidades desaprovechadas.
El artista frustrado es el que alimenta la autocrítica con ahínco, destacando en su obra lo poco que hay de malo y enterrando para siempre lo mucho que hay de bueno; engrandeciendo sus defectos, y empequeñeciendo sus virtudes.
Para el artista frustrado, cualquier cosa es una excusa suficiente para no mostrar su obra al mundo, en un proceso desgastante que mitiga la misma satisfacción de haberla concebido y la condena a un inmerecido anonimato.
El artista frustrado es el que está a punto de quedarse tras bambalinas, con un cúmulo de historias calladas y un mundo impaciente que ya no podrá escucharlas.
El artista frustrado es el que se pasa de largo su escenario -que lo espera- para sentarse en la cómoda butaca del espectador, aplaudiendo a los valientes que se atreven.
¿Proclamará algún día su derecho a expresarse, su derecha a mostrarse y su derecho de autor?












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